Como si fuese tu madre, yo pienso en ti a todas horas.
Pienso en la de cosas que habrás aprendido en este tiempo, en la de historias que probablemente te quedarás sin saber y que, sin embargo, tan vinculadas han estado a los comienzos de tu vida.
Sabemos quiénes somos, pero no sabemos, mi niña, lo que fuimos, y sobre todo, lo que fuimos para otros que ya de mayores no reconocemos.
Somos auténticos amnésicos de los primeros años, y hoy no sé si llorar de alegría o de pena por ello.
Como si fuese tu madre, me gustaría enseñarte.
Te enseñaría aquellas raíces que tuviste que abandonar. Porque si no, cariño, ¡es imposible crecer!
Si no se vincula a la tierra, no crece nada el árbol.
Zira
miércoles, noviembre 08, 2006
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