miércoles, mayo 31, 2006

Sin culpables

Hay cosas que creemos tener y que, en un momento dado, nos las pueden quitar. Sin excusas, sin culpables, sin ladrones con media negra... La vida misma nos roba lo que quizá un día fue nuestro.

Tampoco es cuestión de mala suerte. Son cosas que pasan cuando menos te lo esperas, cuando todo debe salir bien, cuando se despiertan nuevos planes. En ese día, de repente, ¡chas! la vida nos trae cartas con malas noticias y nos roba las ganas.

Y no hay a quién señalar, a quién mandar a la cárcel, a quién denunciar o contra qué golpear... No hay objeto ante nuestro dedo acusador.

Entonces reflexionas sobre la necesidad de tener un culpable. Sí. Si no es justo que esto te esté pasando a ti, debes tener un culpable contra quien descargar las emociones. Y acudes a los malos hábitos, a los vicios, al "que poco te cuidas", etc. Porque aunque esto le pase también a los más sanos, tú no entras en razones, necesitas, para respirar, un verdugo a quien acusar.

Me pregunto hoy sobre si esto merece la pena...

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