Una de ellas te pedirá perdón por enseñarte a caminar cediéndote en un primer momento mis manos y apartarlas cuando ya sabías, porque pensaba que ya no las necesitabas.
Que esta primera margarita te sirva como si fueran los brazos que te esperan, cuando ya andas, cuando ahora te planteas hacia dónde ir.
La segunda margarita que te doy busca que me perdones por haberte enseñado a decir papá y mamá y no haberte ayudado a encontrarlos.
Que esta segunda margarita te sirva como si fuera no sólo las palabras, sino el significado; cuando tan bien las pronuncias, ahora, que empiezas a buscarlos.
Hay una tercera margarita que quiere curarte otra herida grande que te he causado.
Ésta te pide perdón por crear vínculo; quererte..., sabiendo que yo me marcho. Enseñarte a amar sabiendo que duele el amor donado.
Que esta tercera margarita ¡te sirva! como si fuera
un corazón que se queda... ¡un corazón que se queda!
Zira
(dedicado a Ana)
(dedicado a Ana)
No hay comentarios:
Publicar un comentario